Anja

Infancia

Anja no posee un apellido oficial, ya que es huérfana y se desconoce su origen exacto, por lo que solo usa su nombre de pila.

Pasó su infancia como criada en una aldea del continente Yoton, donde conoció a los hermanos Madsen y, en ocasiones, jugaba con ellos.

Adultez

Al llegar a la adultez, decidió convertirse en guerrera y comenzó a participar en diferentes batallas. En una de ellas, fue capturada como prisionera por una tribu enemiga, cuyos hombres la violaron repetidamente. Tras varios días, fue rescatada por Einar y Raner, quienes la llevaron de vuelta a la aldea para que se recuperara. Para su mala suerte, quedó embarazada, pero decidió tener a su hijo.

Nueve meses después, nació Helge, su primogénito, quien falleció a tan solo un mes de vida, provocando en ella un dolor y angustia mucho mayores que cualquier otra cosa que había vivido. En honor a su hijo, adoptó un luto permanente, que, según la tradición local, en lugar de usar el color negro, se viste con rojo sangre. Pese a su luto, no quemó su cadáver ni lo dejó en el mar. En su lugar, lo llevó ante el chamán del pueblo, quien, con su habilidad, conservó su cuerpo, dejándolo descansar en lo profundo de una cueva escondida entre la espesura del bosque.

Tras esto, se unió a los Madsen en nuevas incursiones, hasta que se formaron los Vástagos de la Muerte.

Una vez que aprendió el Nen, se propuso como objetivo encontrar la forma de resucitar a Helge tan pronto como obtuviera el conocimiento necesario para hacer algo así.

Durante su búsqueda, escuchó en un antiguo relato la existencia de un ser que concede deseos a cambio de conocimiento y juventud. Nadie conoce su verdadero nombre, pero vaga por todo el mundo conocido y es apodado El Señor de los Espejos. Al fracasar en su intento de encontrarlo, terminó sumergiéndose en el estudio de la nigromancia como una alternativa desesperada.